Categories
Derechos animales

Beagles: la docilidad que la industria de la experimentación animal convierte en condena de por vida

La docilidad de los beagles, esa ternura que los convierte en compañeros perfectos para millones de familias, es precisamente la razón por la que laboratorios como el británico MBR Acres los crían masivamente para torturarlos. Forzados a ataques cardíacos, intoxicaciones químicas y enfermedades, estos perros siguen mirando con confianza a quienes les infligen el sufrimiento. ¿Hasta cuándo lo permitiremos?

La docilidad de los beagles, esa ternura que los convierte en compañeros perfectos para las familias, es precisamente la razón por la que laboratorios como el británico MBR Acres los crían masivamente para torturarlos. Forzados a ataques cardíacos, intoxicaciones químicas y enfermedades, estos perros siguen mirando con confianza a quienes les infligen el sufrimiento. ¿Hasta cuándo lo permitiremos?

En 2022, un grupo de activistas de Animal Rising entró al criadero Marshall BioResources Acres (MBR Acres), cerca de Cambridge, Inglaterra, y liberó a 23 cachorros beagle de un destino atroz: una vida entera de experimentos crueles en laboratorios. Fue una acción directa, planificada para salvar vidas concretas. Sin embargo, tres años después, esas mismas personas -20 en total- se enfrentan a un juicio que podría condenarlas hasta 10 años de prisión por “robo” y “posesión de bienes robados”.

La ironía es abrumadora: la justicia británica trata a estos perros como “propiedad robada” y a sus rescatistas como delincuentes, mientras que quienes lucran con su sufrimiento operan con licencias legales desde hace décadas.

Por qué beagles

La elección de esta raza por parte de la industria no es casualidad. Según reconoce incluso la documentación oficial, los beagles son utilizados masivamente debido a su “naturaleza dócil”. Tal como un técnico de laboratorio declaró al Free Beagle Project:

“No se defienden. Nos dejan hacerles lo que queramos, por eso nos gustan los beagles.”

Detrás de esa frase hay un retrato crudo: perros que nunca morderán, que soportarán inyecciones dolorosas, ataques cardíacos provocados, alimentación forzada con químicos tóxicos y enfermedades introducidas deliberadamente, todo mientras miran a sus agresores con confianza.

Cada año, MBR Acres cría hasta 2.000 beagles para venderlos a los 16 semanas de edad a laboratorios donde la vida se reduce a un protocolo de sufrimiento. Un informe del Ministerio del Interior británico (2020) reveló que el 67 % de los procedimientos consistía en la administración forzada de sustancias químicas hasta por 90 días, sin anestesia ni alivio del dolor.

La oportunidad de poner a la industria en el banquillo

El juicio contra estos 20 activistas no es solo una amenaza a la libertad de personas que arriesgaron todo por salvar vidas; es una oportunidad histórica para exponer públicamente un modelo de “ciencia” que ya no se sostiene ni ética ni técnicamente.

En 2023, en Sociedad Vegana escribíamos que la inteligencia artificial podría marcar el principio del fin para la crueldad contra los animales en laboratorios. Citando un reportaje de Sophie Kevany en Sentient Media, explicábamos cómo IBM desarrolla un modelo de IA capaz de predecir la toxicidad de medicamentos con mayor precisión que las pruebas tradicionales en animales, utilizando datos históricos y eliminando la necesidad de infligir sufrimiento.

Este enfoque, junto con tecnologías como los órganos en chip y los modelos de tejido humano en 3D, demuestra que existen alternativas más fiables, éticas y reproducibles que los experimentos en animales. Incluso organismos reguladores como la FDA y la EMA han comenzado a mostrar interés en integrar estas herramientas en sus procesos.

El mensaje era -y sigue siendo- muy claro: no hay justificación ética para seguir torturando seres vivos cuando la ciencia ya dispone de medios superiores para garantizar la seguridad de los medicamentos. A pesar de ello, el gobierno británico continúa avalando la cría y uso de beagles como si fuera inevitable.

Animal Rising plantea la pregunta que todos deberíamos hacernos: “Si la sociedad rechaza abiertamente la crueldad hacia los perros en cualquier otro contexto, ¿por qué seguimos permitiéndola bajo el pretexto de la ciencia?”

Camp Beagle: la protesta que no cesa

Aparte de la acción directa de Animal Rising, cabe mencionar que desde julio de 2021 la campaña Camp Beagle mantiene una presencia ininterrumpida, día y noche, frente a las puertas de MBR Acres, denunciando lo que ocurre dentro: un criadero industrial de beagles desterrados de la luz, del contacto humano y condenados a la experimentación científica. Su dedicación incansable ha conseguido, entre otras cosas, que más de 200 000 personas firmaran una petición en 2025, lo que derivó en un debate parlamentario sobre el fin del uso de perros en pruebas de laboratorio. Además, Camp Beagle honra simbolicamente a los beagles sin nombre: placas con nombres grabados en collares recuerdan su existencia frente al criadero. Incluso han rastreado actividades clandestinas como entregas nocturnas de gas para presionar a proveedores a romper la cadena de abastecimiento.

Una línea que no deberíamos cruzar

Paralelamente, este caso revela algo igual de inquietante que la brutalidad institucionalizada: nuestra capacidad de ignorar, convenientemente, algunas realidades. Durante más de seis décadas, MBR Acres ha explotado la docilidad de estos animales. Pero, como subraya Animal Rising, lo único que no ha cambiado en todo este tiempo es la naturaleza confiada y afectuosa de los beagles. Así, esa misma inocencia que debería inspirar protección, se ha convertido en la razón de su condena.

No se trata solo de 20 activistas, ni siquiera solo de 23 cachorros rescatados. Se trata de una industria entera basada en la vulnerabilidad de quienes no pueden defenderse, y de un sistema legal que, en lugar de perseguir a quienes torturan a seres inocentes, persigue a quienes lo detienen.

Este juicio no debería ser contra la compasión, sino contra la crueldad. Y cada persona que ama a un perro debería sentir que este es también su caso.

Más información y formas de apoyar la campaña de Animal Rising en esta página.

Por Héctor Pizarro
Sociedad Vegana

Ilustración: fotografías (c) de Animal Rising