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Nutrición

¿Será 2024 un año de cambio en materia de derechos de los animales y carnes alternativas?

2024 podría propiciar avances prometedores en el ámbito de los derechos de los animales y la tecnología alimentaria. Estos avances no son meros pasos, sino saltos cualitativos hacia un futuro en el que el trato ético de los animales esté profundamente arraigado en nuestra sociedad.

2024 podría propiciar avances prometedores en el ámbito de los derechos de los animales y la tecnología alimentaria. Estos avances no son meros pasos, sino saltos cualitativos hacia un futuro en el que el trato ético de los animales esté profundamente arraigado en nuestra sociedad.

A medida que se acerca 2024, crece la esperanza de que el nuevo año marque un avance significativo en el bienestar animal. Avances recientes, como los mencionados en este artículo, indican un cambio positivo hacia un trato más ético de los animales. No se trata sólo de cambios graduales, sino de transformaciones que reflejan una mayor concienciación sobre los derechos y el bienestar de los animales.

La llegada de la carne sin sacrificio animal

Winston Churchill, conocido entre otras cosas por sus ideas visionarias, hizo una predicción clarividente sobre el futuro de la producción de alimentos en su ensayo de 1931 titulado “Dentro de cincuenta años”, donde especulaba sobre los avances tecnológicos y su posible impacto en la sociedad. Una de sus predicciones se refería al cultivo de la carne: “Nos libraremos del absurdo de cultivar un pollo entero para comernos la pechuga o el ala, cultivando estas partes por separado en un medio adecuado”.

Con ello, Churchill previó la posibilidad de cultivar tejidos animales en un entorno de laboratorio, prediciendo esencialmente el concepto moderno de carne cultivada en laboratorio. Esta idea, concebida hace décadas, anticipó un cambio significativo en la producción de alimentos, alejándose de la ganadería tradicional y adoptando métodos más sostenibles y éticos de producción de carne.

Casi un siglo después de la previsión de Winston Churchill sobre el cultivo de carne, empresas como Upside Foods y GOOD Meat están haciendo realidad esta visión. La aprobación de los productos de pollo cultivado con células por el Departamento de Agricultura de EE.UU. supone un paso revolucionario en la búsqueda de alternativas sostenibles y éticas a la carne convencional. Estos avances en la agricultura celular podrían transformar nuestra forma de concebir la producción de carne, ofreciendo la esperanza de un futuro libre de la crueldad de la ganadería industrial.

Cambios globales en la política alimentaria

La creciente inversión de los gobiernos de todo el mundo en iniciativas alimentarias basadas en plantas es un prometedor indicador del cambio de actitud hacia la producción sostenible de alimentos. La importante inversión de Dinamarca en el desarrollo de la alimentación vegetal, junto con iniciativas similares en Corea del Sur, Alemania, Canadá y la región española de Cataluña, refleja un creciente reconocimiento de la necesidad de transformar nuestros sistemas alimentarios. Este cambio no sólo es crucial para el bienestar de los animales, sino también vital para hacer frente a los desafíos climáticos globales.

Proposición 12: un hito legislativo

En 2019, los estadounidenses de California dieron un paso decisivo al aprobar la Proposición 12, que obliga a que los huevos, la carne de cerdo y de ternera que se vendan en el estado procedan de animales criados en condiciones más humanas, esencialmente libres de jaulas. Fue una victoria notable para el bienestar de los animales de granja, que afectó a una parte sustancial del suministro de carne y huevos de Estados Unidos. La reciente decisión del Tribunal Supremo de respaldar esta ley en una ajustada votación de 5 a 4 significa una protección histórica para millones de animales, garantizando su libertad de los confines de las jaulas hacinadas.

Reflexión personal

Después de más de una década como vegano, la idea de consumir cualquier forma de proteína animal, incluida la carne cultivada en laboratorios, me resulta completamente ajena. Mi preferencia por las opciones basadas en plantas ha ido creciendo con los años. Aún disfruto con platos como las hamburguesas, las pizzas e incluso las salchichas. Pero darse este gusto no busca reproducir el sabor y la sensación de la carne. Lo que me atrae es el formato. Hay algo intrínsecamente agradable en la experiencia de comer una hamburguesa, la combinación de texturas y sabores en un alimento que se puede sostener con la mano. Lo mismo ocurre con la pizza o los hot dogs: no se trata de imitar a la carne, sino de disfrutar de su familiar formato. Lo mismo, pero veganizado. Para mí, las alternativas vegetales proporcionan toda la satisfacción sin concesiones éticas. Aquí es donde la carne cultivada en laboratorio entra en juego para la mayoría. Representa una solución perfecta para quienes disfrutan del sabor de la carne pero son cada vez más conscientes de sus implicaciones no solo éticas, sino también medioambientales. Consumir carne cultivada en laboratorio eliminará una dimensión fundamental del consumo tradicional de carne: que hay una víctima implicada, el animal. Para quienes la comen, es solo un momento de placer sensorial; para el animal, es toda su vida. Esta nueva tecnología permite a los amantes de la carne disfrutar de sus sabores y texturas preferidos, al tiempo que se adhieren a un estilo de vida más compasivo y sostenible.

En este contexto, también es propio reconocer el potencial de las proteínas animales cultivadas en laboratoriocomo solución para la alimentación de mascotas. Así, esta innovación ofrecerá una solución práctica al dilema ético al que se enfrentan los veganos que tienen mascotas como perros y gatos, que obviamente necesitan proteínas animales. Indudablemente, al comienzo estas carnes cultivadas serán costosas y, por lo mismo, prohibitivas como alimento para perros y gatos, pero en la medida que se masifique la producción, ocurrirá lo mismo que con todas las innovaciones tecnológicas: su precio será asequible.

También hay retrocesos, jurídicos y políticos, como lo que vimos este año en mi país, Chile, donde el gobierno decidió arropar a la industria láctea, menoscabando de paso la innovación en tecnología alimentaria. Sin embargo, los avances globales de los últimos años, especialmente lo que vemos venir para 2024, denotan sólo el principio. Estamos en el camino hacia un futuro más ético y sostenible, y cada paso que damos, ya sea a través de acciones legales, innovación tecnológica o elecciones personales, nos acerca más a ese objetivo. Sigamos avanzando, explorando nuevas posibilidades y creando un mundo más justo para todos los seres.

A propósito de lo anterior, y como es habitual por estas fechas, les invito a considerar su participación en Veganuary, un movimiento mundial que anima a las personas a probar el veganismo durante el mes de enero y, en lo posible, en adelante. Esta iniciativa busca promover y educar sobre esta perspectiva y estilo de vida, haciendo hincapié en sus beneficios para la salud, los animales y el medio ambiente. Veganuary es algo más que un reto de un mes; es una oportunidad para explorar un estilo de vida compasivo y sostenible, y tal vez, encontrar un nuev estilo de vida que resuene con los valores compasivos y éticos de la mayoría.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración vía Dall-e