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Denuncian sacrificio sistemático de vacas embarazadas en Brasil

Cuando la madre muere, la cría sufre asfixia (hipoxia) poco después, ya que el oxígeno que ella respira es lo que la mantiene viva.

La organización Igualdad Animal ha documentado cómo las vacas embarazadas, incluso en el último trimestre de gestación, son transportadas y sacrificadas de forma habitual en los mataderos del país.

Muchos terneros mueren asfixiados dentro de sus madres, otros son extraídos con violencia y arrojados, aún con vida, al suelo de la sala de procesado.

Junto con publicar un video y fotografías impactantes donde la desgarradora situación queda documentada, Igualdad Animal escribe: “Imagina un animal de 8 o 9 meses de gestación viajando de pie, sin poder sentarse en ningún momento, en un camión abarrotado, sin ventilación adecuada, sin comida ni agua durante más de 8 horas. Esto es lo que ocurre con las vacas preñadas en el transporte al matadero”.

Según los inspectores que trabajan en los frigoríficos, esta práctica es cada vez más habitual a pesar de suponer un desprecio a los preceptos del bienestar animal, por lo que se vieron obligados a denunciar este caso que, según ellos, supone una situación de maltrato.

Igualdad Animal propone exigir al Ministerio de Agricultura de Brasil que prohíba el sacrificio y el transporte de vacas embarazadas.

La práctica también es habitual en mataderos españoles. Según Igualdad Animal, el 3% de las vacas utilizadas para producir leche en Europa llegan al matadero en avanzado estado de gestación según datos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). “Actualmente en España hay 826.067 de estas vacas, lo que supone que 24.782 de ellas van a ser sacrificadas estando en la última etapa de embarazo. Algo que también sucede con las cerdas o las ovejas”, escribe la organización.

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El Reino Unido prohibirá la exportación de animales vivos para sacrificio

El ministro británico de Medio Ambiente, George Eustice, declaró: “Somos una nación amante de los animales y fuimos el primer país del mundo en aprobar leyes de bienestar animal. Como nación independiente, ahora podemos ir más lejos que nunca para aprovechar nuestro excelente historial”.

El Reino Unido ha anunciado que prohibirá la exportación de animales vivos para su sacrificio y engorde, con el fin de reforzar su posición como campeón mundial de los derechos de los animales. En tal sentido, el anuncio contrasta fuertemente con la incompetencia, indiferencia y ofuscación oficial mostrada recientemente por el gobierno español en el caso de la odisea de las reses transportadas en los barcos Elbeik y Karim Allah.

El anuncio se hizo durante el 67º discurso parlamentario anual de la Reina Isabel, en el que la monarca destacó una serie de nuevas políticas de bienestar animal. Confirmó que se presentarán leyes para “garantizar que el Reino Unido tiene, y promueve, los más altos estándares de bienestar animal”.

Según medios británicos, hay tres proyectos de ley que contemplan una serie de medidas que serán implementadas a lo largo del próximo año y que incluyen el Animal Welfare Bill (proyecto de ley sobre bienestar animal), el Animals Abroad Bill (proyecto de ley sobre sobre exportación de animales) y el Kept Primates Bill (proyecto de ley sobre animales cautivos).

El proyecto de ley sobre bienestar animal -una nueva ley que reconoce que los animales son seres sintientes -es decir, que experimentan emociones como el placer, el dolor y el miedo- recibió la aprobación formal de la Reina, lo que la convierte en la primera medida importante de seguridad animal en el Reino Unido desde la Ley de Bienestar Animal de 2006.

Se espera que el proyecto de ley entre en vigor en junio de 2021. En virtud de la misma, el gobierno, además de poner fin a las exportaciones de animales vivos, se comprometerá a reconocer la sintiencia de los animales a partir del Brexit y aumentará la pena máxima por crueldad hacia los animales a cinco años de cárcel, junto con multas ilimitadas para los infractores. También se comprometerá a tomar “nuevas medidas” para limitar el comercio de foie gras.

El plan de bienestar animal también incluye medidas para proteger a los animales salvajes imponiendo la prohibición de la importación de trofeos de caza, así como la prohibición de la publicidad de los viajes para cazarlos en virtud del proyecto de ley Animals Abroad.

Además, el proyecto de ley sobre primates cautivos busca incorporar cláusulas que impidan a la gente tener primates como animales de compañía, junto con combatir el robo de animales, el contrabando de cachorros y la caza ilegal de liebres.

La nueva legislación también pretende incluir la colocación obligatoria de microchips a los gatos, restringir el uso de trampas de pegamento para roedores y financiar proyectos de conservación de la fauna salvaje en el país y en el extranjero.

Según el gobierno, los planes contemplados en los tres proyectos de ley aportarán “una mayor protección de los animales salvajes al poner fin a las prácticas de maltrato”. También se asegurará de que se disponga de “poderes efectivos para hacer frente a los problemas de bienestar de los animales de granja, junto con poner de relieve la importancia que los animales de compañía tienen en la vida de las personas, sancionando así severamente el robo de los mismos.

Nación de amantes de los animales

El ministro británico de Medio Ambiente, George Eustice, declaró: “Somos una nación de amantes de los animales y fuimos el primer país del mundo en aprobar leyes de bienestar animal. Como nación independiente, ahora podemos ir más lejos que nunca para aprovechar nuestro excelente historial”.

Las organizaciones de defensa de los animales celebraron estos avances en el plan de acción. El director ejecutivo de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (RSPCA), Chris Sherwood, dijo: “No podemos seguir ignorando el vínculo inextricable que existe entre el modo en que tratamos a los animales, nuestra propia salud y la del planeta, pero para lograr un cambio real, será necesario el valor de todo el gobierno. Instamos al gobierno a que sitúe el bienestar animal en el centro de la elaboración de políticas y a que estos anuncios sean sólo el comienzo de una estrategia integral y en constante evolución, sobre la salud y bienestar animal”.

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Elbeik, España y la Unión Europea: cuando se toca fondo

Los animales a bordo del buque Elbeik han dejado de sufrir. Para ellos, la muerte se convirtió en una bendición, por muy desgarrador que suene.

Muchos cadáveres seguían a bordo cuando el Elbeik atracó en Cartagena, España, mientras que otros 179 fueron descuartizados durante el viaje y arrojados al Mediterráneo, según explicó el capitán del buque. 

El capitán había declarado inicialmente a las autoridades españolas que los animales se encontraban en buen estado de salud y bienestar, pero luego reconoció que sus condiciones se habían deteriorado progresivamente debido a la larga travesía de tres meses, y que la tasa de mortalidad aumentó a medida que se prolongaba el viaje.

“Terneros muertos y hacinados, sin posibilidad de tumbarse, conviviendo todos en el interior de un barco sucio y oxidado de 54 años, muy próximos entre sí, rodeados de una acumulación fétida y tóxica de heces y orina. Apretujados en su estrechura, con extremidades fracturadas, sedientos, moribundos, moviéndose con dificultad entre los cadáveres de los no habían soportado las condiciones del viaje y no pudieron evitar la muerte”. Estas demoledoras palabras son parte de un informe veterinario elaborado por inspectores del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, (MAPA), sobre el estado de los 1.776 terneros que viajaron hacia Turquía a bordo del buque Elbeik.

En su informe, los funcionarios relatan que “en al menos tres corrales se aprecian animales muertos y semienterrados en el estiércol de sus congéneres. Los terneros muestran signos de haber sufrido un viaje prolongado en malas condiciones, apreciándose una evidente pérdida de peso que en casos extremos llega a la caquexia (desnutrición extrema), problemas oculares, dermatológicos y motores. Muchos de los bebederos automáticos no funcionan y los sistemas de tuberías presentan fugas y roturas, por lo que los animales estaban sedientos”.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España es el mismo organismo estatal cuya incompetencia administrativa — un error en los certificados de origen de los animales — ocasionó el problema. En una declaración oficial publicada el 27 de febrero sobre la carga del Karim Allah, el gobierno español comunicó su decisión de prohibir el regreso a España de los 895 terneros transportados en ese barco. El comunicado busca responsabilizar a Turquía, aunque sin profundizar en sus razones ni aportar documentación. Turquía, en tanto, se limitó a prohibir el desembarco de los animales transportados no solo en el Karim Allah, sino también en el Elbeik, aduciendo que, según los documentos, los terneros provenían de sectores con brotes de lengua azul. 

Las sospechas contra Madrid se ven acentuadas por su hermetismo, incluso después de haber recibido una petición formal de información enviada por el Comité de Investigación sobre Transporte Animal creado por el Parlamento Europeo al ministro de Agricultura de España, Luis Planas. Por si esto fuera poco, el sábado 27 de marzo surgió una nueva bandera roja cuando el ministerio en cuestión prohibió a la eurodiputada Anja Hazekamp abordar el buque Elbeik para inspeccionar la situación de los animales, a pesar de contar esta con autorización del capitán del barco. 

Todo indica entonces que Madrid intentó primero disimular su propia ineptitud, para luego intentar encubrir las consecuencias. El transportista, propietario del Karim Allah, declaró en febrero que “el Estado español nunca ha pretendido resolver el problema y velar por el bienestar de los animales”. 

La pesadilla de los terneros del Karim Allah y el Elbeik demuestra que no se puede garantizar el bienestar de los animales durante los viajes de larga distancia y que, en situaciones de crisis, las intervenciones son imposibles o ineficaces, especialmente cuando se trata de la exportación fuera de la UE.

No se sabe si los animales fueron siquiera alimentados en sus últimos días. Es bastante improbable, ya que su destino estaba sellado desde hace mucho tiempo, y todo lo relativo a ellos sólo ocasionaría un gasto adicional. Ahora, la disputa en España pasa por quién paga los costes de la matanza y la eliminación de los cadáveres. En un sistema indolente y cruel, donde los animales son simples mercancías, las verdaderas preocupaciones gravitan en torno al dinero. 

En Sociedad Vegana hacemos, por la presente, un llamamiento a la Comisión Europea para que investigue a fondo e identifique y sancione a los individuos responsables de violar la legislación de la UE en materia de salud y bienestar animal. Dirigimos también un ruego al gobierno español, para que recapacite y coopere con la investigación, corrigiendo así sus maniobras de ofuscación y bloqueo en contra de la eurodiputada.

Tal vez haya un asomo de esperanza. La semana pasada el Eurogroup for Animals escribió bajo el titular “No Animal Left Behind: Cómo 2021 podría ser el año en que cambiemos el futuro de los animales de granja”, que “la cuenta atrás está oficialmente en marcha”, en alusión a su campaña a favor de una mejor legislación sobre el bienestar animal. 

Eurogroup for Animals, junto con sus 70 miembros de toda Europa, pondrá de manifiesto los fallos y la escasa aplicación de la actual legislación sobre bienestar animal y pedirá a la Comisión Europea que se comprometa a revisar toda la legislación, “sin dejar a ningún animal atrás”. 

Las organizaciones firmantes tienen 7 demandas, que abarcan diferentes aspectos del bienestar animal. Una de ellas tiene relación con el trágico destino sufrido por los animales a bordo del Karim Allah y el Elbeik: “Cada año, millones de pollos, ovejas, cabras, caballos, cerdos y bovinos son transportados vivos dentro de la UE y a terceros países. Los viajes pueden durar varios días o incluso semanas, exponiendo a los animales al agotamiento, deshidratación, lesiones, enfermedades e incluso la muerte. Las investigaciones llevadas a cabo por los miembros de Eurogroup for Animals han descubierto en repetidas ocasiones graves infracciones del Reglamento de Transporte de la UE”. El documento menciona el caso específico de los citados barcos. 

Esperemos que la campaña consiga crear conciencia y sensibilidad entre los políticos europeos, y que tal sensibilidad se traduzca en la abolición del transporte de animales vivos. Esto, a su vez, podría inspirar a otras naciones, a otros gobiernos, a instaurar políticas similares. 

Nos sumamos a la petición a las instituciones de la UE, de utilizar la actual revisión de la normativa con miras a poner fin al transporte de larga distancia de animales vivos, permitiendo únicamente el transporte de carne. 

Idealmente, todo el comercio de carne debería ser cosa del pasado, pero esa es otra historia.

Héctor Pizarro
Sociedad Vegana
info@sociedadvegana.com

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España incumple protocolos y deniega acceso al Elbeik a eurodiputada

La eurodiputada holandesa Anja Hazekamp suele ir a los puertos para inspeccionar el estado de los animales en calidad de observadora y nunca le habían prohibido la entrada a un buque. Mientras que el capitán del Elbeik autorizó su ingreso, el Gobierno de España se lo prohibió.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) denegó el sábado 27 de marzo el acceso a bordo del buque Elbeik a la eurodiputada holandesa Anja Hazekamp, vicepresidenta de la Comisión de Investigación sobre Protección de los Animales durante el Transporte del Parlamento Europeo, que viajó ayer a Cartagena con la intención de controlar cómo se está produciendo el sacrificio de los terneros del Elbeik, ya que el capitán del buque sí que le dio permiso para subir.

En declaraciones al diario español La Opinión, Hazekamp explicó que suele ir a los puertos para inspeccionar el estado de los animales a bordo en calidad de observadora como miembro de esta Comisión y nunca le habían denegado la entrada a un buque.
A juicio de la eurodiputada, es evidente que las autoridades españolas, específicamente el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, están tratando de ocultar información. Este inédito proceder no se ajustaría a los protocolos vigentes, por lo que Hazekamp denunciará a España ante el Parlamento Europeo.

Hace tres días que se inició el sacrificio de las 1.600 reses a bordo de este buque. El jueves pasado, el primer día, los técnicos de la MAPA sacrificaron en Escombreras a 380 vacas y el viernes a 450. Al respecto, la eurodiputada Hazekamp dijo sospechar de los métodos que están utilizando para sacrificarlos. “Con la velocidad y la poca trasparencia con la que está actuando el Ministerio, probablemente no están aturdiendo a los animales de manera eficaz, creándoles así un sufrimiento innecesario”.

El procedimiento para sacrificar a las reses difícilmente pudo haber tomado por sorpresa al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España. La organización Igualdad Animal lleva semanas exigiendo al Ministerio conocer cómo van a sacrificar a las reses y más información sobre el caso. La propia eurodiputada Hazekamp, a través de la Comisión Europea, envió una petición de información al Gobierno español de la que no ha obtenido respuesta.

Asimismo, Hazekamp no entiende por qué no se ha puesto freno a la exportación de animales en el puerto de Cartagena después del escándalo de los buques Karim Allah y Elbeik.

Esta es probablemente la realidad que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (MAPA) prefiere ocultar ante la eurodiputada. Fue en parte la incompetencia administrativa de MAPA que ocasionó la tragedia de los barcos Karim Allah y Elbeik. Imagen de Eyes on Animals en Twitter: “Condiciones del ganado a bordo del Elbeik. Esto es lo que sufrieron antes de ser sacrificados”.

Igualdad Animal informa además que cuatro barcos de ganado españoles, tres de ellos que zarparon desde Cartagena, se encuentran inmovilizados en el Canal de Suez después de que un buque atascado haya bloqueado su acceso. El diario The Guardian, en tanto, escribe que un total de 20 barcos que transportan animales vivos se encuentran en la misma situación en el canal.

En Twitter Anja Hazekamp comentó: “Mientras las vacas del barco #Elbeik son sacrificadas, la exportación criminal de animales vivos continúa”.

Fotografía de Anja Hazekamp: fotograma, Twitter

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Matar por compasión

Consumidos hasta la caquexia por la desnutrición. Peleándose a muerte por unas pocas gotas porque no hay agua al alcance. Así encontraron los inspectores veterinarios a los terneros del buque Elbeik, varado en el puerto de Cartagena tras vagar durante tres meses por el Mediterráneo.

179 cadáveres junto a 1.610 supervivientes, algunos moribundos. Tan hacinados que no pueden tumbarse. Con los pies hundidos en un magma de heces, orines, vómitos y sangre. Con fracturas abiertas, ojos reventando por la infección, hongos que invaden todo el cuerpo, tambaleante de neuropatías. Consumidos hasta la caquexia por la desnutrición. Peleándose a muerte por unas pocas gotas porque no hay agua al alcance. Así encontraron los inspectores veterinarios a los terneros del buque Elbeik, varado en la dársena de Escombreras del puerto de Cartagena tras vagar durante tres meses por el Mediterráneo. Así lo reflejaron en un escandaloso informe que debiera estar ocupando tanto espacio informativo como ocupa ahora el Ever Give, ese buque que ha encallado en el Canal de Suez. Cargado de contenedores, ha causado mucho más revuelo mediático que el otro, cargado de vidas, porque el Ever Give tapona las rutas del comercio, de los ingresos económicos, de las divisas extranjeras, mientras que el Elbeik solo obstruye los canales de la bondad, de la empatía, de la compasión, de la justicia. Esos dos buques son hoy un fiel retrato de lo que somos.

Tan espantoso era el estado de los terneros, que el Ministerio de Agricultura informó a la empresa responsable de su transporte de que debía proceder a su “sacrificio” (para referirse a estos crímenes, el sistema siempre utiliza esa palabra, como si aún tuviéramos que embadurnarnos de sangre ajena para complacer a algún dios implacable). Y quienes llevábamos muchos días sufriendo por esos animales sentimos el más desolador de los alivios: con su muerte, acabaría por fin el infierno que ha sido su vida. A esta paradoja moral hemos sido abocadas. Le han llamado “eutanasia”, desde una perversión lingüística que adultera el significado benefactor de esa palabra de justa actualidad. Si bien la muerte de los terneros pondría fin a su sufrimiento, ese sufrimiento podría haberse evitado antes, debiera haberse evitado mucho antes, si sus vidas no hubieran sido consideradas meras mercancías, si sus cuerpos no hubieran sido aviesamente confundidos con objetos, si su existencia no se identificara con un mero negocio, si no hubieran sido víctimas, desde el instante mismo de su nacimiento, de una absoluta desconsideración por su sentir. No se trataba de poner fin a una vida que ha perdido su dignidad, sino de acabar por fin con unas vidas que nunca la han conocido.

Para justificar esas muertes, el Ministerio de Agricultura adujo razones “sanitarias”, en referencia a la presunta ‘lengua azul’ que impidió que fueran descargados en Turquía, en Libia, en Egipto, en Chipre y en Grecia, aunque esa enfermedad no haya sido oficialmente confirmada. Como desechos morales del sistema, los terneros encerrados en el barco vagaron durante tres meses a la deriva. Tres meses. El Ministerio se refirió también al “bienestar animal” para ordenar el “sacrificio”. La situación de los terneros obligaba a matar por compasión. Y, después de esos tres meses, deseamos semejante paradoja, el alivio del crimen, pues no esperamos de un sistema cruel por definición que se plantee siquiera el rescate y la asistencia humanitaria de sus víctimas. Pero estamos obligadas a preguntarnos, a saber, por qué su situación era esa y por qué sucedía, además, solo una semana después de que otros 864 terneros fueran matados en el mismo puerto de Cartagena tras haber llegado a bordo del buque Karim Allah.

Las respuestas son muy simples, solo hay que querer oírlas, escuchando a las entidades animalistas que se han preocupado por conocer la verdad frente a una falta de transparencia que es escandalosa: ¿por qué, si no, la prensa no ha sido autorizada a acceder a los barcos? Martina Stephany, directora de la organización austriaca Four Paws, viajó a Cartagena para documentar lo sucedido en la medida que el sistema permite: lo más lejos posible. Escucharla, como escuchar a Igualdad Animal, que también ha estado allí, es encontrar esas respuestas. El sistema del consumo de carne permite exportar a millones de animales vivos en largas travesías que -incluso llegando a su destino, sin que se rechace su desembarco, como ha sucedido con el Karim Allah y con el Elbeik- suponen una tortura para ellos. Exportar animales vivos a terceros países debiera estar prohibido. Millones de pollos, vacas, cerdos, ovejas, cabras y caballos se transportan vivos para su comercio dentro de las fronteras de la Unión Europea, a menudo durante días y semanas. Van hacinados, soportando temperaturas extremas, heridos, con fracturas, a punto de parir, agonizando. No importa que muchos mueran durante la travesía: es un porcentaje contemplado en el plan de negocio.

Imagen de Eyes on Animals en Twitter: “Condiciones del ganado a bordo del Elbeik. Esto es lo que sufrieron antes de ser sacrificados”.

La UE dispone del Reglamento 1/2005 sobre la protección de los animales durante el transporte. Es una falacia de protección, pero es exigible, al menos, la observación de sus exiguas normas, que se incumplen de manera sistemática. Nadie controla de verdad el bienestar de los animales porque en sus propios términos es una descomunal patraña: no es posible bienestar alguno en la exportación de animales vivos. Ni siquiera nos estamos refiriendo (como moralmente debemos) al hecho mismo de criar y matar animales para el consumo humano. Nos referimos a que, al menos, lo que se transporte en largas y extremas travesías sea la carne ya muerta, los miembros ya despiezados, el semen de los reproductores. Una moral de mínimos. Para desatascar, aún con menor ahínco que el de Suez, el canal de nuestra empatía. Para, al menos, matar con coherencia: porque no importan sus vidas. Y así no caer en la paradoja de tener que matar por compasión.

Por Ruth Toledano @ruthtoledano

Este artículo fue publicado originalmente por eldiario.es