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La perturbadora hipocresía de Instagram: Un paraíso para los contenidos de crueldad animal

Mientras que Instagram aplica rigurosamente prohibiciones a las fotografías que muestran amamantamiento, la plataforma hace la vista gorda ante perturbadores vídeos de crueldad animal.

Las plataformas de meta, en particular Instagram, han sido muy criticadas por su aplicación incoherente de las directrices comunitarias. Aunque estas plataformas no han dudado en prohibir el acceso a usuarios por contenidos aparentemente inocuos -desde fotos de amamantamiento y mujeres en bikini, hasta arte dibujado a mano-, han permitido que vídeos de crueldad animal profundamente perturbadores sigan siendo accesibles a su amplia base de usuarios.

Las opiniones de expertos de grupos de defensa de los derechos de los animales como PETA y Protección Animal Mundial, citadas por Yahoo News Australia, sugieren que ese contenido no sólo es poco ético, sino potencialmente perjudicial para la comunidad en general. La justificación de Meta para no eliminar estos vídeos, que muestran escenas tan horribles como animales jóvenes siendo metidos en frascos, atados, asfixiados e incluso atacados por perros, se centra en su compromiso con el “diálogo libre y abierto”.

Cabe destacar la naturaleza profundamente perturbadora y explícita de los videos cuya publicación está permitida por Instagram. Meta, que censura celosamente imágenes donde se atisben pezones de mujeres, no tiene inconveniente alguno en que sus usuarios publiquen videos de animales siendo ahogados y asfixiados. En un clip especialmente desgarrador, un indefenso bebé mono es atacado por una jauría de perros mientras un humano graba el incidente y se ríe. Estos vídeos no sólo sirven para insensibilizar a los espectadores ante el sufrimiento de los seres sintientes, sino que también proporcionan una plataforma para aquellos que se dedican a la crueldad animal, fomentando indirectamente dicho comportamiento.

Meta reconoce que los vídeos “pueden ser hirientes en algunos contextos”, pero argumenta que no violan las directrices de la comunidad. Esto lleva a plantearse seriamente la postura ética de la plataforma, sobre todo teniendo en cuenta que, según Yahoo News Australia, el propio personal de Meta ha admitido encontrar perturbador el contenido.

La argumentación de Meta no ha sentado bien a muchos usuarios que han compartido sus experiencias de ser vetados o bloqueados por lo que consideran razones triviales. Una modelo de Sídney entrevistada por Yahoo News Australia dijo haber sido bloqueada dos veces en el plazo de un año por publicar contenido ligeramente revelador, a pesar de haber cumplido con las directrices de Instagram. Estos baneos han sido perjudiciales para su carrera, haciéndole perder posibles ingresos y oportunidades.

Además, a la escritora Carly Sophia, de Sídney, le suspendieron la cuenta tras compartir un “dupe de belleza”, una alternativa legal a los cosméticos de alta gama. Se quejó de que Meta parecía dar prioridad a las grandes empresas sobre los creadores de contenidos individuales, lo que provocó importantes pérdidas económicas y trastornos en las comunidades en línea.

Con ello, la aplicación incoherente de las políticas de la plataforma ha tenido un impacto tangible en los usuarios que dependen de Meta para su sustento, como los propietarios de negocios que han perdido cuantiosas sumas en ingresos potenciales debido a prohibiciones inexplicables. Pero quizá lo más preocupante sea la aparente disposición de la plataforma a pasar por alto cuestiones que plantean importantes interrogantes éticos y morales, como la distribución de contenidos de crueldad animal.

Ilustración: imagen compuesta vía Canva.
Fotografía de bebé mono en frasco de vidrio: captura de Yahoo News Australia.

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Traicionando la confianza mundial: La caza de delfines en las Islas Feroe aumenta a pesar de las reducciones prometidas

Un nuevo informe del Animal Welfare Institute y otras organizaciones cuestiona las tradicionales aseveraciones de que la caza de ballenas en las Islas Feroe es humana y sostenible. El informe utiliza argumentos empíricos para cuestionar las implicaciones éticas y medioambientales de esta práctica.

A pesar de la promesa pública de las Islas Feroe de limitar la caza de delfines a 500 animales al año -promesa realizada en julio de 2022 tras una protesta mundial por la matanza de 1.423 delfines el año anterior-, la región no ha cumplido su compromiso. Los últimos datos muestran que el número total de cetáceos sacrificados este año ha superado incluso la media anual, lo que pone en duda la sinceridad de las intenciones declaradas por el gobierno de limitar la caza. Este incumplimiento no sólo da una mala imagen de la administración feroesa, sino que acentúa las preocupaciones éticas que rodean a esta práctica, reavivando así las críticas y el escepticismo internacionales. El incumplimiento de las cuotas autoimpuestas arroja dudas sobre la credibilidad de las promesas de las Islas Feroe y renueva la preocupación por el bienestar y la sostenibilidad de las poblaciones de ballenas de la región.

Tras la última cacería impulsada por las Islas Feroe el pasado viernes, que provocó la muerte de 42 calderones, el Animal Welfare Institute (AWI) y otras seis organizaciones líderes en bienestar animal y conservación marina han publicado un informe exhaustivo. El documento (PDF de 11 páginas), examina las cacerías de arrastre anuales. Desafía las afirmaciones de que las cacerías son humanas, sostenibles y forman parte de la cultura feroesa.

Esta última cacería eleva el número total de ballenas y delfines matados en las Islas Feroe este año a más de 900, muy por encima de la media anual de 685 ballenas.

El informe, titulado Unraveling the Truth: Whale Killing in the Faroe Islands (“Desentrañando la verdad: la matanza de ballenas en las Islas Feroe”), examina críticamente las principales justificaciones de la caza continuada de calderones tropicales y otros pequeños cetáceos en este territorio autónomo danés situado entre Escocia e Islandia, en el Atlántico Norte. Conocida como grindadráp, esta caza centenaria ha sido ampliamente publicitada y criticada por la comunidad internacional.

Entre 2010 y 2020, se mataron una media de 685 calderones y 114 delfines al año en las Islas Feroe. La carne se distribuye entre los isleños y a veces se vende en tiendas de comestibles y restaurantes locales. Antes de la última cacería, este año ya se habían matado al menos 846 calderones. Además, [en septiembre de 2021 se mataron más de 1.400 delfines de flancos blancos del Atlántico en un solo día](https://www.bbc.com/news/world-europe-58555694), lo que provocó una fuerte condena de la Unión Europea y la indignación de la opinión pública.

La caza implica que una manada de ballenas o un banco de delfines son conducidos por una línea de embarcaciones hacia la costa y hacia zonas de matanza designadas. Una vez que los animales alcanzan aguas poco profundas, se les sujeta con anzuelos de punta redonda clavados en sus espiráculos y se les arrastra hasta la orilla. A continuación, se mata a cada ballena o delfín con un cuchillo o una lanza espinal afilada, que se introduce en la zona del cuello, detrás del espiráculo. Este método puede paralizar al animal, pero no garantiza su muerte inmediata ni su insensibilidad al dolor.

Las principales conclusiones del informe cuestionan las opiniones y prácticas tradicionales:

– Una encuesta de Gallup realizada en abril de 2022 reveló que el 69% del público feroés se opone a la caza de delfines, mientras que sólo el 7% expresó su firme apoyo.

– Una revisión reciente en Frontiers in Veterinary Science concluyó que los métodos utilizados en estas cacerías son moral y éticamente inaceptables, dada la conocida sensibilidad de estos animales.

– Las afirmaciones de que estas cacerías son sostenibles pasan por alto las bajas tasas de reproducción de los calderones y la destrucción de unidades sociales enteras, que contribuyen a la insostenibilidad de la práctica.

– Los métodos de caza modernos, incluido el uso de embarcaciones motorizadas y técnicas de comunicación avanzadas, se han desviado significativamente de los métodos históricos o tradicionales, lo que socava los argumentos a favor de la preservación cultural.

Ilustración: Capturas del informe.

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Fuga de una granja de visones genera interrogantes sobre el bienestar animal

Una persona no identificada ha liberado a miles de visones de una granja de Pensilvania, EE.UU. Mientras las autoridades se afanan por recapturar a los animales, el incidente sirve de crudo recordatorio de las nefastas condiciones de las granjas de visones.

Hasta 8.000 visones han escapado de una granja del municipio de Rockefeller, en Pensilvania, escribe el periódico The Guardian. Según un informe de la policía estatal de Pensilvania, el incidente fue propiciado por una persona no identificada que abrió un agujero en la valla de la granja en la madrugada del domingo. Las agencias estatales y el personal de la granja han participado en un esfuerzo coordinado para recapturar a los animales, la mayoría de los cuales se cree que han sido atrapados el martes 19 de septiembre.

Aunque el motivo de la fuga masiva sigue sin estar claro, la Fur Commission USA, organismo nacional que representa a los criadores de visones, ha condenado el incidente. “Este acto no es sólo un ataque a una única granja, sino un golpe a las comunidades rurales y al ecosistema circundante. La granja atacada es una actividad legal y certificada que sigue unas directrices estrictas para el trato humanitario de los animales”, afirma la Comisión en un comunicado. Esta declaración se hace eco de su postura sobre un incidente anterior en Ohio, donde calificaron la liberación de hasta 40.000 visones como “un acto devastador de violencia, crueldad animal y vandalismo”.

Lo que pensamos en Sociedad Vegana sobre la hipocresía de la Fur Commission USA

Las declaraciones de la Fur Commission USA exudan un aire de preocupación por el bienestar animal que es incompatible con la industria que representa. Contrastemos sus afirmaciones con la realidad de la industria de la piel de visón. Tras la careta del “trato humanitario de los animales” se esconde una realidad espantosa. Los visones son criaturas semiacuáticas, naturalmente adaptadas a una vida de libre movimiento, natación e interacción social. Sin embargo, en las granjas peleteras se les condena a estrechas e inmundas jaulas de alambre donde se les priva de sus necesidades básicas de comportamiento.

Los métodos de sacrificio también son atroces, y están diseñados para preservar la calidad de la piel en lugar de minimizar el sufrimiento de los animales. El gaseado y la electrocución anal son técnicas habituales, ninguna de las cuales garantiza una muerte rápida o indolora. Es una flagrante contradicción que la Fur Commission USA exprese su consternación por la “crueldad animal” cuando la industria que defienden está plagada de prácticas que son el epítome de la crueldad.

La industria de la piel de visón es un ejemplo flagrante de irresponsabilidad ética, que reduce a seres sensibles a meras mercancías al servicio de la moda y el lujo. Aunque la Fur Commission USA habla de “violencia, crueldad animal y vandalismo”, su preocupación en realidad es motivada por las pérdidas económicas y la imagen pública, más que las implicaciones éticas de confinar y matar animales para obtener un beneficio estético. Esta dualidad en sus declaraciones expone una brecha significativa entre sus pretendidos valores y el sufrimiento tangible que perpetúa su industria. En otras palabras, un nuevo ejemplo de hipocresía corporativa; las cosas por su nombre.

Por Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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Por qué apoyamos el Plant Based Treaty: Un compromiso con el bienestar animal y la salud planetaria

Estamos comprometidos con un futuro mejor para los animales y las personas apoyando el Plant Based Treaty. Descubra cómo esta iniciativa internacional se alinea con nuestros pilares de bienestar animal, salud humana y sostenibilidad.

En Sociedad Vegana apoyamos incondicionalmente la misión y los objetivos del Plant Based Treaty (Tratado Basado en Plantas). Como plataforma dedicada a la promoción del veganismo y el trato ético de los animales, nuestro trabajo coincide plenamente con los objetivos de esta importante iniciativa. Al dar nuestro apoyo, pretendemos amplificar la llamada a la acción del Tratado dentro de las comunidades hispanohablantes de todo el mundo, abogando por la transformación radical e imperativa de los sistemas alimentarios.

En un mundo que se enfrenta a un cambio climático sin precedentes, nos corresponde replantearnos nuestras prácticas habituales. La agricultura animal, una de las principales responsables de la degradación medioambiental, necesita atención urgente. El Plant Based Treaty no sólo reconoce este problema acuciante, sino que establece un marco de acción claro basado en tres principios clave: Abandonar, Redirigir y Restaurar.

Abandonar: Respaldamos el llamamiento del Tratado para detener el cambio en el uso de la tierra, la degradación de los ecosistemas y la deforestación para la producción ganadera. Conservar los recursos vitales de la tierra y los hábitats naturales es un requisito previo para un futuro sostenible.

Redirigir: Sociedad Vegana apoya una transición activa de los sistemas alimentarios basados en animales a sistemas basados en plantas. Nos comprometemos a seguir utilizando nuestra plataforma para educar y animar a las comunidades de habla hispana a adoptar una dieta basada en plantas, contribuyendo así a los esfuerzos globales por un planeta más sano y sostenible.

Restaurar: Apoyamos que el Tratado se centre en la restauración activa de los ecosistemas clave, en particular la repoblación de los entornos naturales y la restauración de los bosques. Como parte de nuestra labor de sensibilización, seguiremos destacando la interconexión entre el veganismo y la restauración medioambiental.

Creemos que el Plant Based Treaty proporciona una hoja de ruta factible que complementa el Acuerdo de París de la CMNUCC al situar los sistemas alimentarios en el centro de los planes de acción climática. Al respaldar este Tratado, Sociedad Vegana pretende servir de conducto para la difusión de sus principios, promoviendo un estilo de vida basado en plantas como una opción viable, ética y saludable.

Esperamos contribuir al éxito del Plant Based Treaty e instamos a los gobiernos nacionales y a otras organizaciones a que le presten la atención y el compromiso que merece.

Apoye hoy el Plant Based Treaty: Defienda un futuro sostenible

Únase a nosotros en esta jornada transformadora hacia un mundo más sostenible y compasivo. Su voz importa y juntos podemos lograr un impacto indeleble. Si le motiva nuestro compromiso de crear un futuro mejor a través de una vida basada en plantas, le invitamos a respaldar oficialmente el Plant Based Treaty. Sólo le llevará un momento sumar su voz a esta importante iniciativa internacional. Apoye el Tratado aquí.

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Cuando la comodidad se impone a la ética: El controvertido mundo de la eutanasia animal

Según un informe del Instituto para el Bienestar Animal, la “despoblación” de animales de granja es una práctica controvertida y a menudo inhumana que ha sido objeto de escrutinio. A diferencia de la eutanasia, cuyo objetivo es proporcionar una “buena muerte”, los métodos de despoblación suelen causar un sufrimiento extremo y prolongado. La práctica suele utilizarse durante brotes de enfermedades, pero también se ha recurrido a ella debido a interrupciones de la cadena de suministro, como se vio durante la pandemia de COVID-19. Especialmente alarmante es el uso de un método conocido como Ventilation Shutdown Plus (VSD+), que provoca muertes por insolación que pueden durar horas agonizantes.

Estas son las principales conclusiones del informe

Sacrificio no “humanitario”: Uno de los métodos más controvertidos es el Ventilation Shutdown Plus (VSD+), descrito por causar un sufrimiento prolongado y extremo a los animales. Este método no está reconocido como aceptable por organizaciones internacionales de sanidad animal como la Organización Mundial de Sanidad Animal.

La Liga Humana describe el procedimiento Ventilation Shutdown Plus (VSD+) de la siguiente manera: “El calor sube rápidamente en un cobertizo sin ventanas ni aire. Sin ventilación corriente, no hay alivio para las crecientes temperaturas, especialmente cuando aire caliente y húmedo es bombeado desde el exterior. Para los pollos atrapados dentro, cada vez es más difícil respirar. Finalmente, tras soportar horas de sufrimiento, las aves se asfixian y mueren en agonía. Este escenario es real, y los resultados son intencionados. El Ventilation Shutdown Plus (VSD+) es un método brutal de dar muerte a toda una bandada -o rebaño- de animales de una sola vez”.

Métodos alternativos: El informe señala que “existen alternativas más humanas, como el gaseado con dióxido de carbono y con gases inertes, pero no se utilizan de forma generalizada, lo que sugiere que se prioriza el coste o la comodidad sobre la ética”. En esta página podrá informarse sobre el método del gaseado con CO2.

Consideraciones económicas por encima de las éticas: El USDA y otras agencias reguladoras suelen dar prioridad a los intereses económicos sobre el bienestar animal. La práctica habitual del “sacrificio sanitario” implica el sacrificio de millones de animales no infectados para evitar la propagación de la enfermedad.

Cuestiones relacionadas con la cadena de suministro y la conveniencia: En la pandemia de COVID-19 se produjo el sacrificio masivo de animales sanos debido a alteraciones provocadas por el hombre en la cadena de suministro. Los métodos elegidos para la despoblación fueron a menudo más expeditivos que humanos.

Apoyo institucional: La Asociación Americana de Medicina Veterinaria (AVMA) y el USDA han avalado oficialmente métodos como el VSD+ a pesar de las importantes preocupaciones éticas y de bienestar, lo que plantea dudas sobre la responsabilidad institucional.

Falta de transparencia: El uso de métodos de despoblación controvertidos a menudo sólo se hace público a través de solicitudes de la Ley de Libertad de Información, lo que demuestra una preocupante falta de transparencia.

Necesidad cuestionable: Muchos de los animales sometidos a despoblación no están enfermos ni suponen una amenaza inmediata, lo que plantea dudas sobre la necesidad de medidas tan extremas.

Qué pensamos en Sociedad Vegana

Un estilo de vida vegano contribuye directamente a reducir el sufrimiento de los animales de varias formas, sobre todo al disminuir la demanda de productos de origen animal. Al hacerse vegano, usted no sólo se niega a apoyar el trato inhumano de los animales – como los métodos de sacrificio descritos en el artículo del Animal Welfare Institute – sino que también promueve activamente alternativas más éticas, sostenibles y humanas. Si más personas adoptaran un estilo de vida vegano, la escala de la agricultura animal disminuiría, reduciendo los incidentes de sacrificios masivos y las malas condiciones de vida de los animales de granja.

Aunque la dimensión ética es razón más que suficiente para adoptar un estilo de vida vegano, también es dable considerar la salud humana. Una dieta vegana bien planificada puede ser extremadamente beneficiosa. Numerosos estudios sugieren que una dieta basada en plantas se asocia a un menor riesgo de enfermedades cardiacas, hipertensión, diabetes de tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Las dietas basadas en plantas suelen ser ricas en fibra, vitaminas y fitonutrientes, y tienden a ser más bajas en calorías y grasas saturadas. La Asociación Dietética Americana y la Asociación Dietética Británica han declarado que “las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas, incluidas las veganas, son adecuadas para todas las etapas de la vida y para los deportistas”.

Por ello, un estilo de vida vegano sirve a un doble propósito: es tanto una elección ética que reduce el sufrimiento de los animales como una elección consciente de la salud que puede conducir a un mayor bienestar. La convergencia de los beneficios éticos y para la salud constituye un argumento convincente para considerar la transición a un estilo de vida vegano y contribuir a un mundo más compasivo y saludable.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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Grupo de defensa de los animales expone al productor Holden Farms por crueldad sistemática contra cerdos

Aparte de dar palizas a madres preñadas, Holden Farms alimenta a las cerdas con intestinos y heces de sus propias crías.

Durante una investigación exhaustiva de dos años de duración, el grupo de defensa de los animales, Animal Outlook, detectó y documentó numerosos casos de crueldad animal en las instalaciones de cría de cerdos de Holden Farms en Utica, Estados Unidos. Los hallazgos detallados están disponibles en esta página.

Posteriormente, en septiembre de 2021, el Animal Legal Defense Fund inició una demanda contra Holden Farms en virtud de la Ley de Reclamaciones Falsas. La demanda, alega que la granja engañó al gobierno cuando solicitó un préstamo de 2,57 millones de dólares, y una posterior solicitud de condonación del mismo, afirmando que no había violaciones de la ley. Esta demanda se mantuvo en secreto por el Departamento de Justicia de EE.UU. hasta hace poco, escribe MSNBC.

Las grabaciones de la investigación han revelado supuestamente que las cerdas madre recibían patadas y palizas de forma rutinaria, y que también se veía a trabajadores de la granja atormentando a los cerdos. En particular, se grabó a dos trabajadores arrojándose un lechón entre ellos.

Además, la investigación de Animal Outlook puso de relieve una práctica inquietante conocida como “retroalimentación”. El grupo observó a trabajadores alimentando a cerdas madre con una mezcla de órganos de lechones fallecidos, fluidos corporales y heces. Esta práctica, que no es infrecuente en la industria porcina, infringe supuestamente la normativa de Minnesota contra la alimentación con desechos, que puede consultarse en este sitio.

Algunos expertos agrícolas, pagados por la industria porcina, creen que la “retroalimentación” (o “exposición oral controlada a antígenos”) es beneficiosa. Básicamente, sugieren que puede mitigar la propagación de enfermedades en las granjas y reforzar las defensas inmunitarias del cerdo. La práctica de la “retroalimentación” en la cría de cerdos, consistente en hacer que cerdos sanos ingieran desechos biológicos procedentes de cerdos infectados para aumentar su inmunidad, ha suscitado numerosas críticas. A muchos defensores del bienestar animal les preocupa la ética de exponer deliberadamente a los animales a agentes patógenos, lo que podría causarles angustia y sufrimiento. Desde el punto de vista sanitario, si no se ejecuta correctamente, la retroalimentación podría propagar inadvertidamente la enfermedad en lugar de contenerla, especialmente si las enfermedades mutan o si hay una introducción accidental de un nuevo patógeno. Además, la práctica puede plantear riesgos para la seguridad alimentaria si los animales que participaron en un programa de retroalimentación portan residuos de enfermedades al ser sacrificados y entran en la cadena alimentaria humana. Los problemas legales surgen en jurisdicciones donde está prohibido alimentar a otros animales con residuos animales. Además, la retroalimentación puede empañar la percepción que el público tiene de la ganadería, afectando a la reputación y la confianza del mercado.

Las autoridades del estado de Minnesota advierten de los peligros de los residuos de alimentos que contienen carne, que podrían ser portadores potenciales de enfermedades.

Durante la investigación, los representantes de Animal Outlook observaron múltiples incidentes de lechones que caían por los huecos del suelo, provocando su trágica muerte en fosas llenas de desperdicios y lechones en descomposición.

La demanda acusa a Holden Farms de continuas violaciones de la Ley Federal de Protección de la Salud Porcina, de las leyes contra la crueldad de Minnesota y de la normativa estatal contra la alimentación con desperdicios.

En respuesta a la demanda, Holden Farms comunicó a través de WCCO que están examinando las alegaciones. El abogado Matthew Berger, que representa a Holden Farms, subrayó que la parte acusadora, un grupo de activistas por los derechos de los animales, está desplegando una estrategia legal que busca “atacar a la comunidad ganadera”.

Cabe destacar que Holden Farms, originaria de Northfield, Minnesota, es el 16º mayor productor de carne de cerdo de Estados Unidos.

Fotografías (c) Animal Outlook

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Más allá de los videos virales: las diferencias culturales en el trato a los animales

Nuestra entrada de blog “Explotando la inocencia a cambio de likes: YouTube y la necesidad de una opción para denunciar el maltrato animal” motivó una indignada reacción de uno de nuestros lectores, quien se preguntaba por qué habíamos elegido China en particular, como ejemplo de lo que denominó “crueldad percibida hacia los animales”. Con esto, el lector se refería a nuestra mención del empaquetamiento de crías de cerdo en unas instalaciones chinas, para ser despachadas y vendidas como mascotas.

Aunque estamos de acuerdo en que los videos de YouTube son una representación selectiva de la realidad, y pueden no reflejar actitudes o comportamientos sociales más generales, es un hecho que los contextos culturales tienen efectivamente un papel en la modelación de las interacciones de los humanos con los animales.

Creemos, por lo tanto, que los factores culturales influyen en las percepciones y acciones en materia de bienestar animal. En todo el mundo, las actitudes hacia los animales pueden variar significativamente, influidas en gran medida por una mezcla de normas sociales, creencias religiosas, circunstancias económicas y prácticas tradicionales.

Observando algunos de los videos virales, a menudo encontramos un patrón recurrente. Ciertas interacciones, sobre todo las que aparecen en filmaciones procedentes de Asia, especialmente de países como China y Japón, parecen mostrar ocasionalmente un nivel diferente de preocupación o, mejor dicho, indiferencia, por el bienestar animal. Por ejemplo, el video que mencionamos, sobre el embalaje de crías de cerdo en cajas de cartón para su comercialización como mascotas, donde la angustia de los animales implicados es claramente evidente, resulta perturbador para muchos – excepto para quienes lo publicaron.

En este contexto, es dable mencionar otro ejemplo de prácticas culturales que repercuten en el bienestar animal, y potencialmente en la salud humana: los “mercados húmedos” típicos de diversas partes de Asia. Estos mercados, arraigados en la tradición, son lugares donde se vende para el consumo una gran variedad de animales vivos, tanto salvajes como criados en granjas. Las condiciones de estos mercados son realmente desconcertantes para cualquier observador externo, al mezclarse imágenes de extremo sufrimiento y confinamiento animal con olores propios del flujo de sangre, orina, heces y agua en unas condiciones estrechas, e insalubres por definición. Aunque estos mercados forman parte de tradiciones culturales ancestrales, es evidente, y está demostrado, que también conllevan importantes riesgos para la salud pública. Se ha implicado a estos mercados como focos de enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que pueden saltar de los animales a los seres humanos. Se estima, por ejemplo, que la pandemia de Covid-19 se originó en un mercado húmedo de Wuhan, China.

Lo anterior pone de relieve la urgente necesidad de un diálogo global honesto sobre la intersección del bienestar animal, las prácticas culturales y la salud pública, dirigida a crear soluciones que, necesariamente, moderen ciertas tradiciones culturales y al mismo tiempo den prioridad al bienestar animal y a la seguridad sanitaria mundial.

Teniendo presente el imperativo de ser prudentes al hablar de culturas, queremos recalcar que estas observaciones no pretenden ser generalizaciones sobre ninguna cultura o nacionalidad en particular. En efecto, en Sociedad Vegana tenemos un enfoque amplio e imparcial en nuestra cobertura. Afirmamos inequívocamente que ninguna cultura, tradición o nacionalidad está exenta de nuestro escrutinio cuando se trata del bienestar animal. La inmensa mayoría de nuestro contenido hasta la fecha ha puesto de relieve la sórdida realidad de la cría, explotación, transporte y sacrificio de animales en países occidentales como el Reino Unido y España, así como tradiciones culturales brutales como el rodeo chileno o las corridas de toros que prevalecen en España, México y Colombia.

Además, no hemos dudado en denunciar las llamadas “tradiciones gastronómicas” que implican una crueldad sistemática con los animales, como la alimentación forzada de gansos para el foie gras de Francia, o la salmonicultura escocesa. También hemos criticado abiertamente a gobiernos, como el de Noruega, cuando han mostrado negligencia e incompetencia en la protección de los animales, o a otros, como el de Estados Unidos, que ha capitulado ante las instrucciones que recibe del poderoso lobby de la industria cárnica.

Creemos firmemente que la lucha contra la crueldad hacia los animales es universal y trasciende fronteras y contextos culturales. Nuestra misión es arrojar luz sobre todas las formas de maltrato animal, independientemente de dónde se produzcan o de quiénes sean sus autores. La crueldad contra los animales no tiene nacionalidad; es un problema global que requiere atención, concienciación y acción globales.

Para concluir, si bien es cierto que los contextos culturales pueden influir en nuestras interacciones con los animales, la empatía y la preocupación por el bienestar animal no son exclusivas de ninguna cultura o región. El cambio es posible; una dieta basada en plantas es beneficiosa para la salud humana y la sostenibilidad del planeta. Es nuestra responsabilidad colectiva como ciudadanos del mundo promover la bondad y el respeto hacia todos los seres vivos, independientemente de nuestros orígenes culturales.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración: Canva

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Explotando la inocencia a cambio de likes: YouTube y la necesidad de una opción para denunciar el maltrato animal

La inquietante proliferación de montajes de enternecedores vídeos de interacciones entre animales lleva a preguntarse: ¿cómo es que quien grabó el vídeo estaba en el “lugar adecuado en el momento preciso”?

Las plataformas de video como YouTube y TikTok se han convertido para mucha gente en fuentes de contenido conmovedor, a menudo con simpáticas escenas de animales y rescates heroicos. Sin embargo, no todo lo que parece inocente y alentador en la pantalla es lo que parece. Entre estos millones de vídeos felices, ha surgido una tendencia inquietante: la escenificación de la “ternura animal”.

Con frecuencia cada vez mayor, algunos usuarios suben a Internet vídeos que muestran a animales en situaciones aparentemente espontáneas que resultan adorables, o incluso heroicas. Consideremos un vídeo en el que aparece un golden retriever rescatando a un gatito de un arroyo peligroso colocando un tablón, o unos buenos samaritanos liberando a un perro pegado al suelo con un fuerte adhesivo. Sin embargo, si lo examinamos más detenidamente, surgen algunas preguntas importantes: ¿cómo es que la persona que grababa estaba en el “lugar adecuado en el momento adecuado”? Si la persona que filmaba al gatito estaba lo bastante cerca para captar la escena, ¿por qué no intervino directamente para ponerlo a salvo, sino que esperó a la oportuna intervención del golden retriever con un tablón? Esto sugiere que la persona de la cámara sabía lo que iba a ocurrir, lo que constituye una prueba fehaciente de que se trataba de una situación escenificada. ¿O cómo es que un perro queda pegado al suelo con adhesivo? A veces, incluso hay diferentes ángulos de la misma toma, lo que sugiere que varias personas estaban filmando al mismo tiempo. ¿Son estas situaciones tan espontáneas como parecen, o están orquestadas deliberadamente para conseguir visitas, “me gusta”, suscripciones y dinero?

La desafortunada verdad es que muchas de estas situaciones no son actos aleatorios de bondad o instinto animal, sino montajes artificiales que explotan la angustia animal. Estas situaciones manipuladas son, en esencia, una forma de crueldad animal. Los animales no pueden consentir en participar en estas situaciones y a menudo se les somete a entornos antinaturales o estresantes que les causan confusión, ansiedad y miedo.

La explotación no se detiene en la escenificación de la ternura. También son frecuentes los casos de crueldad directa, celebrados como si fueran simpáticos o divertidos. Un ejemplo desolador es el de una planta de embalaje de China, donde se muestra a crías de cerdo introducidas de una en una en cajas de cartón, listas para ser despachadas a los compradores. A pesar de pánico patente que demuestran estos cerditos, el procedimiento es presentado como entrañable: son mascotas. Uno solo puede imaginarse la angustia que experimentan las crías durante el procedimiento de transporte.

Paralelamente, hay auténticos vídeos en Internet que muestran a héroes de la vida real arriesgando su seguridad para salvar a animales de incendios devastadores o de morir ahogados. La diferencia entre estos actos reales y desinteresados y los videos escenificados es motivo de reflexión.

Como consumidores de contenidos online, es nuestra responsabilidad discernir y cuestionar la autenticidad de los vídeos que consumimos, denunciar los contenidos sospechosos y evitar compartir vídeos que parezcan escenificados o explotadores. Esta responsabilidad es aún más crucial si tenemos en cuenta que la acumulación de “me gusta”, “visualizaciones” y “comentarios” incentiva a los creadores a seguir produciendo vídeos similares, perpetuando un ciclo de explotación animal. Nuestra fascinación por la ternura animal debería apoyar su bienestar en lugar de contribuir inconscientemente a su sufrimiento.

Esto nos lleva al papel de las plataformas como YouTube. Aunque YouTube ofrece un mecanismo para que los usuarios denuncien los vídeos que infringen sus directrices, ninguna de las categorías actuales, como “contenido sexual”, “contenido violento o repulsivo” o “contenido odioso o abusivo”, cubre explícitamente el maltrato animal. Instamos a YouTube y a otras plataformas similares a que revisen y amplíen sus opciones de denuncia de contenidos para incluir categorías explícitas de posible maltrato o crueldad animal.

Al fin y al cabo, estas plataformas deben parte de su popularidad a los vídeos de animales adorables. Por tanto, parece apropiado que tomen la iniciativa en la protección de esos mismos animales frente a la explotación y el daño. Nuestro llamamiento a YouTube es claro: Por favor, añadan una opción para denunciar el posible maltrato animal. Si lo hacen, sentarán un precedente para que otras plataformas lo sigan, creando un entorno digital más seguro para todos los seres.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración: fotogramas, YouTube

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La legislación israelí no ha logrado mitigar las inhumanas embarcaciones de ganado vivo

A pesar de una reducción del 8%, las violaciones al bienestar animal en la importación de corderos y terneros vivos a Israel siguen siendo un problema.

El Ministerio de Agricultura de Israel ha divulgado recientemente datos que evidencian un problema constante y sostenido de violaciones al bienestar animal en el transporte de corderos y terneros vivos al país. A lo largo del primer semestre del año, Israel ha importado 502.493 corderos y terneros en vivo, de los cuales 69.871 han sido trasladados a la Autoridad Palestina. Aunque estas cifras reflejan una reducción del 8% en comparación con el mismo periodo del año anterior, las preocupaciones de los grupos de defensa de los animales no disminuyen.

La organización de derechos de los animales, Animals Now, enfatiza la continuación de estos envíos bajo condiciones absolutamente inadecuadas. Los animales son expuestos a enfermedades, a condiciones de viaje severas y a sufrimiento innecesario, a lo que se suman riesgos directos para la salud pública. La entidad ha venido denunciando las terribles condiciones que los animales soportan durante su travesía, escribe The Times of Israel.

En 2018 se hicieron intentos para legislar contra estas embarcaciones inhumanas, liderados por el legislador de Likud, Miki Zohar, intento que se vio frustrado al celebrarse elecciones anticipadas. Intentos posteriores para aprobar proyectos de ley similares han sido infructuosos, dando lugar a la continuidad de las importaciones de animales vivos.

Un informe del Contralor del Estado de Israel, publicado en mayo de 2020, corroboró varios testimonios acerca de las condiciones inhumanas de estas embarcaciones, generando alarma pública acerca del bienestar de los animales. El documento detalló condiciones adversas como ventilación inadecuada, temperaturas y humedad extremas, falta de alimentos y agua, y animales forzados a vivir entre sus propios desechos fisiológicos.

El Contralor del Estado criticó además la falta de seguimiento a las denuncias de violación al bienestar animal, así como el fracaso para mejorar las condiciones y garantizar el cumplimiento de las regulaciones. Hizo un llamado a una respuesta más eficaz para tratar la potencial propagación de enfermedades zoonóticas.

En una revisión del Comité de Auditoría del Estado de la Knesset, el presidente Mickey Levy expresó su asombro ante estos hallazgos, instando al director general del Ministerio de Agricultura a reunirse con los representantes del Contralor del Estado para atender los serios incumplimientos.

A pesar de las preocupaciones, representantes de los principales importadores de ganado de Israel, incluyendo a Hatem Dabah de la Compañía Dabah, insisten en que sus barcos cumplen con todos los requisitos reglamentarios. Sin embargo, Lior Harish de la Barra de Abogados discrepa, argumentando que el sufrimiento de los animales en estos envíos constituye una violación a la legislación de bienestar animal.

Las preocupaciones constantes sobre el bienestar animal subrayan la necesidad urgente de medidas legislativas y de mejorar las regulaciones para el cuidado de los animales.

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La información proveniente de Israel, como el trágicamente célebre caso del buque Elbeik, de 2021 (ver artículos de referencia), demuestran una vez más la incompetencia humana cuando se trata de proteger el bienestar animal. En lugar de prevenir sufrimientos, estos procedimientos comerciales han infligido un inmenso dolor a animales inocentes, al no existir una legislación apropiada.

El caso del Elbeik en España alcanzó ribetes grotescos dado el pasmoso nivel de ineptitud e indolencia administrativa. Un error en los certificados de origen de los animales llevó a un viaje de tres meses que resultó en el sufrimiento sostenido y, finalmente, la muerte, de miles de animales. Las autoridades españolas intentaron desviar la culpa hacia Turquía, país comprador de los animales vivos, y ocultar así su propia mediocridad.

Estos incidentes subrayan la urgencia de una acción legislativa y una mejora en las regulaciones de bienestar animal. Las condiciones inhumanas durante estos transportes demuestran que la garantía del bienestar animal en viajes de larga distancia es prácticamente inexistente. Los organismos responsables deben considerar estos casos como una llamada a la acción para abordar y rectificar estos graves problemas.

Ilustración: imagen compuesta con base en capturas de pantallas del periódico The Times of Israel.

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Derechos animales

Recordando el pasado, cuestionando el presente: La esclavitud humana y la explotación animal

En el siglo XIX, ser dueño de seres humanos era considerado un modelo de negocio legítimo y generador de riqueza, a pesar del terrible sufrimiento que infligía a aquellos que estaban esclavizados. Nuestra actual práctica de la agricultura animal será vista con el mismo horror e incredulidad en el futuro.

En la era moderna, la práctica de la esclavitud, en la que un ser humano es dueño de otro, se considera con razón detestable y ha sido prohibida en todas las sociedades civilizadas. Hace unos días vi por segunda vez la película “Django sin cadenas”, cuyas escenas resaltan las grotescas injusticias que antaño no sólo se aceptaban, sino que incluso se celebraban como signo de prosperidad y posición social. Sin embargo, ¿qué pasaría si pudiéramos contemplar nuestras normas sociales actuales desde la perspectiva de un futuro lejano? Más concretamente, ¿podría llegar un momento en que nuestro trato actual a los animales se considerara igual de chocante y repugnante?

En el siglo XIX, la apropiación de seres humanos se consideraba un modelo de negocio legítimo, creador de empleo y generador de riqueza, a pesar del terrible sufrimiento infligido a quienes eran esclavizados. Hoy en día, la mayoría de nosotros repasamos ese periodo con horror e incredulidad, preguntándonos cómo una sociedad completa pudo aprobar una explotación tan brutal.

Del mismo modo, nuestras prácticas actuales de agricultura animal serán vistas algún día con el mismo tipo de horrorizada incredulidad. Consideremos, por ejemplo, la industria láctea. Este acaudalado sector se basa en un sistema de impregnación forzada y continua de las vacas, la separación de los terneros de sus madres poco después de nacer y el ordeño incesante de las desconsoladas madres. Cuando la producción de leche de las vacas disminuye, son enviadas al matadero, sus cuerpos convertidos en productos cárnicos baratos.

Esta dura realidad se enmascara con imágenes idílicas de vacas contentas pastando en prados verdes, proporcionándonos felizmente su leche. Pero al igual que los propietarios de las plantaciones del pasado, que pintaban un cuadro de esclavos “felices”, esta representación se contradice con la cruda realidad.

En estos momentos, puede resultar difícil para muchas personas establecer paralelismos entre la esclavitud humana y la explotación de los animales. Al fin y al cabo, los animales son vistos como “seres inferiores”, y utilizarlos para nuestras necesidades y deseos se percibe como algo natural y esencial. Antaño también se consideraba natural y esencial que ciertas personas fueran dueñas de otras.

Considero importante tener presente que la ética evoluciona. En el futuro, la idea de explotar seres sintientes para nuestro uso (estético, gastronómico o recreativo), independientemente de su especie, se considerará profundamente errónea. Al igual que ahora reconocemos la dignidad y el valor inherentes de todos los seres humanos, llegará un momento en que extenderemos esa noción ética a toda vida sintiente.

Este concepto puede parecer radical o incluso absurdo ahora, pero también lo era la idea de abolir la esclavitud humana en el siglo XVIII. Era una institución profundamente arraigada y legítima. Se necesitaron visionarios, rebeldes y humanitarios para desafiar el statu quo y marcar el comienzo de una nueva era de libertad y justicia.

Hoy nos encontramos a las puertas de otro cambio ético monumental. Un movimiento creciente de individuos en todo el mundo está reconociendo la sensibilidad de los animales y abogando por sus derechos. Como hemos aprendido de la historia, el cambio no sólo es posible, sino inevitable.

Les invito a proyectarnos en el futuro, donde los humanos podrán contemplar los capítulos de nuestra historia con una mezcla de incredulidad y vergüenza – de que hubo un tiempo en el que permitimos que se infligiera tal crueldad a otros seres sensibles por la mera conveniencia de satisfacer nuestras papilas gustativas o mantener tradiciones ancestrales.

Sin embargo, este futuro sólo puede hacerse realidad a través de nuestras acciones de hoy. Cada uno de nosotros tiene el poder de ayudar a dar forma a esta nueva era de compasión, empatía y justicia para todos los seres. La pregunta es, ¿somos lo suficientemente valientes para dar ese paso? Porque si algo nos ha enseñado la historia es que lo imposible puede convertirse en la nueva normalidad.

Por Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración: fotograma, Django sin cadenas (c) Columbia Pictures. Impregnación forzada de vacas, fotograma, YouTube